Las Escuelas Infantiles, el “Piquer” y el “Ponce de León” y las becas Erasmus+ de FP son casos de éxito.
En las cuatro escuelas infantiles y los colegios “Padre Piquer” y “Ponce de León” se desarrollan proyectos educativos con el mismo objetivo: dar oportunidades a todos los alumnos, conseguir la inclusión en una convivencia que beneficie a todos, impulsar iniciativas que desde la innovación y la atención a la diversidad optimicen los resultados académicos y personales. El compromiso con la calidad educativa es fundamental para construir una sociedad mejor, donde todas las personas puedan desarrollarse y convivir aceptando las diferencias.
A este proyecto educativo de la Fundación Montemadrid se une su apoyo a la Formación Profesional, tanto en los ciclos formativos que ofrecen como en su programa de becas Erasmus+ para prácticas profesionales en el extranjero, con los que consiguen un alto índice de inserción laboral y una gran satisfacción de los alumnos, incluyendo plazas para estudiantes con Necesidades Educativas Especiales (NEE).
El Centro “Padre Piquer” de la Fundación Montemadrid está dirigido por la Compañía de Jesús. Recientemente ha conseguido el sello excelencia europea +500 EFQM y este curso celebra su 50 aniversario. En el colegio hay 1.100 alumnos de 34 nacionalidades y 8 religiones distintas. La población inmigrante supone un 50% del alumnado.
Ejemplo de innovación educativa, el “Padre Piquer” es el creador de las aulas cooperativas multitarea. En estas aulas no existen asignaturas ni libros de texto, sino iPads. Las mesas y las sillas ocupan el espacio en forma
de círculos, rectángulos o cuadrados, tres o cuatro profesores participan simultáneamente en ellas, los horarios son flexibles y 60 estudiantes aprenden a través de una mayor interacción con sus tutores, el resto del profesorado y sus propios compañeros.
El “Padre Piquer” imparte también Formación Profesional con unos porcentajes muy altos de inserción laboral. En total, el éxito escolar de todo el centro supera el 85% y su absentismo es solo del 0,7%.
El “Ponce de León” es un referente en Educación inclusiva de personas sordas. Recientemente ha recibido el reconocimiento de Centro Inclusivo por el Instituto Docente para la Excelencia y la Innovación. Fue el primer centro de Madrid en ofrecer un modelo de enseñanza basado en la Educación compartida –sordos-oyentes–con enfoque bilingüe –lengua oral-lengua de signos–.
De los 90 niños sordos con los que se empezó a trabajar hace más de 40 años, ha pasado a tener 440 alumnos matriculados en un proyecto de Educación inclusiva de calidad y bilingüe, con un éxito escolar del 93%. Además del colegio, donde se puede cursar desde Infantil a ESO y FP de distintos grados, hay un centro ocupacional para 75 usuarios y un centro especial de empleo especializado en artes gráficas.
El Centro “Ponce de León” busca conseguir el máximo desarrollo personal y de las capacidades de sus alumnos mediante una integración real. Es pionero en el empleo de técnicas eficaces y en el uso de metodologías innovadoras, y cuenta con un equipo cualificado y permanentemente actualizado de profesionales.
Las escuelas infantiles son “Adela Abrines”, “Alfredo López”, “Javier García Pita” y “Conde de Elda”. Todas trabajan con la premisa de que la Educación de calidad es la herramienta fundamental para la inclusión social. Destacan sus proyectos de Educación inclusiva como la escolarización de niños gitanos rumanos del poblado madrileño de El Gallinero y sus aulas para niños con Trastornos del Espectro Autista –Aulas TEA–.
A contracorriente de la idea de que es el niño el que tiene que adaptarse a las estructuras de los centros, y basadas en el principio de si la escuela aprende, la escuela crece, en las escuelas infantiles las niñas y niños con
y sin autismo trabajan en equipo, siempre con el objetivo de una Educación inclusiva donde todos aprenden.
Aunque los alumnos con TEA tienen a su disposición tutores y profesores especializados, participan en la vida habitual del aula. Los profesionales desarrollan estrategias para conseguir el progreso de todos evitan-
do la exclusión y promoviendo una actitud de plena aceptación de las diferencias. Casi siempre se piensa en los beneficios que obtienen los niños con discapacidad de estas experiencias educativas, sin ver los que tienen para los niños con un desarrollo normal, como aprender a desenvolverse en una sociedad diversa y plural. Eliminando barreras, todos los alumnos se comportan igual, juegan igual, aprenden igual.
Cada aula TEA acoge un máximo de cinco niños. Además, en todos los centros hay niños con NEE.
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